Con el regreso a clases de los chicos, una nueva rutina se instala en los hogares, y no solo para los humanos. Los perros y gatos, que disfrutaron de la compañía constante durante las vacaciones, experimentan un cambio significativo en su entorno y estilo de vida.
Estos compañeros son criaturas de hábitos. Se acostumbran a la presencia constante de la familia durante el período vacacional y la vuelta a clases puede afectarles de diversas maneras.
Perros: conocidos por ser leales y afectuosos, pueden experimentar ansiedad por separación al notar la ausencia de los chicos, quienes se convierten en sus principales compañeros de juegos y paseos diarios. Esto puede llevar a comportamientos indeseados, como ladridos excesivos, destrozos en el hogar o cambios en la alimentación. Para mitigar estos efectos, puede implementarse una transición suave, acostumbrando a los perros a periodos de soledad gradualmente.
Gatos: animales conocidos por su independencia, la vuelta a clases también puede generar impactos. Aunque los gatos tienden a ser más autónomos, muchos disfrutan de la compañía de los chicos y pueden sufrir la ausencia. Algunos gatos pueden volverse más demandantes de atención o incluso mostrar cambios en su comportamiento.
Para minimizar el impacto en ellos, se recomienda incentivar los juegos, proporcionarles juguetes interactivos o estructuras para trepar, que los mantengan estimulados durante las horas en que la casa esté más tranquila.
La presencia de Agility en sus dietas puede ser parte de un enfoque integral para garantizar que estén bien alimentados y recibiendo los nutrientes necesarios para enfrentar los cambios en su entorno.
La adaptación de perros y gatos al nuevo horario lleva tiempo, y es importante mantenerse pacientes y comprensivos. Algunos animales pueden ajustarse fácilmente, mientras que otros pueden requerir más tiempo y atención. Observar de cerca cualquier cambio en el comportamiento y brindar apoyo emocional adicional puede marcar la diferencia.
